jueves, 28 de febrero de 2008

8.

-¡Te julo que he visto un Clisosaurlo plelsiguiendo a dos mamarrrrachos!
-Que si, que te creo. Anda deja de beber ese asqueroso anís de molbol, estás borracho.
-¡Borrrasa tu madre!

Dos humes jóvenes estaban sentados a la luz de una hoguera bebiendo de una mugrienta petaca. Era de noche y la luna se elevaba lentamente sobre el horizonte del largo río.
Eran dos chicos aburridos del monótono desierto y cansados de trabajar con sus padres así que cogieron lo primero con alcohol que vieron, unos muslos de lobo y se fueron a cenar fuera de casa.

-Ya verás cuando te vea tu padre así-dijo el más sobrio de los dos.
-¡Qué le jodann a mi padle, Jäger!-gritó el otro balanceándose-¿Sabess qué le diré cuando vuelva? Que me voy a Rlabanasta a vivirl mi vida, estoy halto de vivir aquí.
-No digas tonterías, aquí no vives mal del todo Landwirt-intentó calmarle-Tienes una casa, comida y una hermana que está como un queso.
-¡Veste a la mielda, hablass igual que él!- le contestó intentando ponerse de pie-Me voy a mearrl.

Landwirt se dirigió a la orilla haciendo eses y arrastrando los pies torpemente. Jäger no pudo contenerse una carcajada, a pesar de que su amigo estaba borracho como una cuba, sobre todo cuando cayó de morros en la arena una vez.

-¿Qué os pasa?¿no sois animales de agua?- hablaba a unos cangrejos mientras orinaba-¡Morid hijos de puta, soy el puto amo, esstoy por encima de vosotros!
-Landwirt ¿qué haces?-le gritó a su comprañero al ver que hablaba solo.
-Mear a unos cangrej…¡Ahhh!-gritó súbitamente.

Un cangrejo le había agarrado y apretaba con fuerza en el dedo gordo de su pie. Con lo borracho que iba pegó un salto del dolor y cayó redondo a la húmeda arena. El cangrejo, como si estuviese satisfecho, soltó el dedo y se fue a una roca lentamente. Con su orgullo herido, Landwirt corrió hacia la hoguera que habían montado, cogió un palo a medio quemar y volvió a la roca por la que el cangrejo se había escondido.

-¡Vamos sal si te atleves!-decía atizando la porosa piedra con el palo-A mi nadie me hace daño y se va de rlositass.
-Va Landwirt deja eso y volvamos a casa-dijo Jäger comenzando a andar hacia el campamento con los ojos rojos de sueño.
-¡Jäger, espera, no te vayas!
-Nooo, habertelo pensado antes de batirte en duelo con ese cangrejo.
-¡Joder Jäger ven! Aquí hay un tio medio muerto.

Al oir esas palabras Jäger se lo tomó como otra broma de mal gusto pero al girar la cabeza vio a un hume adulto en la orilla del río, mecido por las pequeñas olas.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------


-¡Padre, está despertando!

Poco a poco fui recuperando el sentido. La luz de un candil me hacía daño en los ojos. Tenía un tremendo dolor de cabeza y no sabía dónde estaba.

-Eh chico, ¿qué tal estás?-me preguntó un hombre adulto.

Tenía una gran nariz, una oscura barba de un mes al menos y unos ojos marrones. Poseía una gran musculatura y llevaba un delantal metálico atado al cuello.
Yo estaba en una mullida cama, pegado a las sábanas por el sudor y a parte de aquél hombre había dos chicos a cada lado del camastro. A la izquierda había una pequeña mesa con una palangana y unos trapos mojados.

-No te muevas, has perdido mucha sangre-me dijo aquél hombre de amplia nariz.
-¿Dónde estoy?-pregunté yo aturdido.
-Mi hijo y su amigo te encontraron en la playa y te trajeron aquí. Tenías un corte en el vientre y lo he curado como he podido.

Antes de que él acabase la frase me llevé una mano cerca del ombligo y noté una línea que me atravesaba desde el estómago hasta el pecho. Presa del miedo me levante pero los músculos del barbudo me apretaron con fuerza. Intenté liberarme pero fue inútil, de un codazo tiré la palangana y el agua que había dentro es esparció por el suelo y sin querer pegué un puñetazo a uno de los chicos. Cuando al fin me calmé caí desplomado sobre el colchón de puro cansancio y respiré hondo.

-Perdone- intenté disculparme-no se qué me ha pasado, perdona por el golpe chico.
-No importa-habló de nuevo el adulto-Se la merece, a ver si así se despeja de la borrachera-dijo echando una mirada fulminante a su hijo-¿Qué hacía en la playa así?
-No sé-una niebla cubría mis recuerdos- No me acuerdo de nada. Salvo que…-dije cuando un recuerdo vino a mi mente-Dejadme un espejo por favor.

Un chico abrió un cajón de la mesilla y sacó un trozo de espejo con las aristas romas y me lo dio en la mano. Me miré rápidamente: Mi lisa melena negra, ahora revuelta por el sudor, mis pequeños ojos marrones, una cicatriz en el carrillo derecho que me hice de pequeño…No tenía heridas en mi cara, pero había algo que faltaba. Me palpé el cuello y me entró el pánico.

-¡Mi collar!-grité desesperado-¿No tenía un collar cuando me encontrastéis?
-Me temo que no señor.
-Debo irme-dije incorporándome de nuevo. Pero los puntos de la herida se me abrieron y me retorcí del dolor.
-¡Quieto chico! Vas a terminar matándote tú sólo. Quédate por lo menos esta noche aquí. Mañana podrás irte.


----------------------------------------------------------------------------------------------------------



-Así que te vas de verdad.
-Sí, debo encontrar ese collar, es muy importante.
-No puedo retenerte aquí, cada uno elige su propio camino.
-Algún día te devolveré el favor.
-No tiene importancia, a un herido siempre hay que atenderle. Por cierto, no me has dicho tu nombre.
-Ouragan, mi nombre es lo único que puedo darte por ahora, espero que volvamos a vernos.

No hay comentarios: